Hace un par de días posteé en mi tumblr una frase de
mi heroína literaria Isabel Allende "...¡cuidado! la memoria es un
laberinto donde acechan minotauros".
Esta frase me dejó reflexionando sobre mi historia
personal, existiría en ella algún monstruo con cuerpo de hombre y cabeza de toro. Mi infancia -digamos que un poco particular y para nada tradicional- tiene ciertos espacios confusos, que fueron hilados con el paso del tiempo por mí misma.
Hoy, mientras llevaba a mi mamá de compras por mi graduación, le pedí que me contara más de nuestra historia, de los tiempos y sus protagonistas.
Encontré más de un recoveco extraño y parche en el cuento que vivía en mi cabeza. Siempre pensé que ella se había ido del país por una eternidad de casi 3 años, a buscar una herencia, dejándonos a nosotras aquí al cuidado de mi abuela.
Esa eternidad sólo duró 9 meses. Se cansó de esperar la llamada que le diría que todo estaba bien y era hora de volver. Buscó un trabajo sencillo en una pizzería y empezó a ahorrar.
Una tarde al salir del trabajo, decidió desviar su camino hacia una agencia para comprar el pasaje de retorno a Venezuela. Todos pusieron el grito en el cielo. No tenía donde llegar, ni cómo pagar el taxi de subida a Caracas... pero aun así, la espera la tenía agobiada y cualquier cosa era mejor que seguir sentada frente al teléfono deseando que el aparato sonara.
Al volver, nada seguía ni tan siquiera tan mal como lo había dejado, sino peor. Mi papá nunca cumplió su promesa, ni siquiera hizo la tarea o el intento. Por el contrario, se enamoró de otra chica (Una gran chica, por cierto, pero esa es otra historia)
Como cualquier mujer, con el orgullo dolido por una espera larga y sin sentido, sin nada más que hacer en Venezuela, decidió que lo mejor era llevarse a sus hijas con ella.
Mientras, nosotras en casa de la abuela viviendo felices y ajenas a toda la realidad. En mi cabeza, mi mamá era por poco una bruja malvada, que luego de "una eternidad" aparecía para llevarnos a un país ajeno y extraño...
Al final, como siempre, mi mamá terminó cediendo la patria y custodia a mis abuelos. Pudo marcharse del país, pero no lo hizo. Soportó más de un 24 de diciembre viendo a mi papá feliz con su nueva esposa, aguantó nuestro rechazo y la soledad. Terminó siendo una completa extranjera ajena a todo.
Todos los sábados, por obligación, compartíamos con ella. Para nosotras era una tortura; para ella la posibilidad de recuperar el tiempo perdido.
Así que mi historia está llena de un falso héroe, tiempos irreales y nuevas heroínas. Hoy mi historia se reescribió, logré vencer a un minotauro... ¿Cuántos más me quedarán por derrotar?
|
Cumpliendo 5 años |