8.31.2011

Son los ronquidos los que se extrañan

Las pequeñas cosas del día a día son precisamente las que más se extrañan. Reencontrarse con ellas es redescubrir la comodidad de la rutina. 


Luego de unos cuántos días sin Gian, es un placer rodearme de esas "pequeñas cosas" como verlo dormir mientras yo escribo; conseguir el piso del baño mojado porque suele salir de la ducha sin secarse; ver su cartera mal puesta sobre la biblioteca y saber que mañana la va a buscar como loco sin recordar dónde la puso; espiar desde una esquina silenciosa como acaricia y juega con Ian y Bella...


Esas pequeñas cosas, que podrían ser tonterías, y que probablemente más de una vez me saque de mis cabales  [Como la búsqueda desenfrenada de la cartera, porque nunca la deja en el mismo sitio] son las que realmente más extraño cuando él no está. 




 [VIDEO: Ian y Bella también lo extrañaron. Conseguirse con Gian en la puerta les hizo el día. ¿Quién dice que esto no es amor?]












8.28.2011

Estos días / Iphone review

Desde hace 3 semanas, las cosas por acá han estado un tanto diferentes. Ni mal ni bien, sólo diferentes. 


Esto es lo que captamos en estos 30 días. ¿Qué falta en ellas?


 

 









 







8.19.2011

Todos tienen -al menos- una canción de amor

Todos los viernes escucho -mientras voy al trabajo- los programas especiales de Cesar Miguel Rondón: "Ellos que se conocen tanto" y "El soundtrack de..." 


En el primero, dos personas que se conocen desde siempre se entrevistan entre ellos, mientras Rondón modera el programa. En el soundtrack, cada invitado cuenta su vida a través de la música. Este definitivamente es mi favorito, pues la música ha estado presente a lo largo de mis 30 años, y cada etapa tiene una canción...


Siempre me quedo pensando que debería hacer el soundtrack de mi vida. Estos días, meditaba sobre cuál sería una de las primeras canciones que incluiría, y sin querer vino un recuerdo maravilloso a mi memoria.


Todas las parejas tienen sus canciones, esas que los definen. Mis abuelos tenían la suya: Adiós Amor Adiós de Demis Roussos, un italiano gordo que siempre vestía con batolas y cuya voz aguda no se correspondía con el cuerpo y la cantidad de barba que tenía.


Ese recuerdo llegó a mí en cámara lenta: estábamos en el apartamento de la playa, con sus paredes azules, pintadas así por exigencia de mi abuelo. Las ventanas del balcón abiertas estratégicamente para que la brisa marina no se llevara todo a su paso.


La luz iluminaba todo y el sabor a sal aderezaba el momento. Mi abuelo sentado en la esquina, en su silla predilecta: la que daba al mar; tabaco en mano, y viendo el horizonte absorto en sus pensamientos. En la cocina, mi abuela siempre guapa con su cabello morado y sus labios rojos, daba los últimos toques al almuerzo, mientras arreglaba en un plato algunos boquerones para picar.


En mi casa siempre hubo música. Recuerdo el moderno reproductor que recién habían comprado que traía cd-player: una especie de bandeja que se abría lentamente para que el disco color plata comenzara a girar. Podías elegir la canción sin necesidad de tener que mover la aguja, e incluso hasta tenía control remoto.Pero fueron pocos los cd´s que sonaron en aquel aparato moderno, pues la colección de cassettes de mi abuela llenaba dos gavetas completas.


En aquella casa habían 3 reglas de oro: siempre se almorzaba a la 1:00 pm; en casa había que estar antes de las 9:00 pm; y la música siempre ambientaba nuestra vida. 


Así que mientras mi abuela preparaba la comida, Fausto Papetti y su saxofón llenaba el aire, Ennio Morricone nos trasladaba al medio oeste, o alguna isa canaria nos hacía bailar.


Ese día fue diferente. En lo que comienzan a sonar las primeras notas, mi abuela dejó de hacer la comida. Mi abuelo dejó de mirar al mar para voltear a buscarla. Sin decir nada, comenzaron a cantar juntos, mientras bailaban en la sala, perdidos en sus recuerdos y rememorando en silencio su historia. Mi hermana y yo eramos simples observadores. 


Esa canción es increíblemente mágica, triste y conmovedora para mí... pero sólo como una observadora muda y ajena. Aquel momento fue mágico, presenciamos amor en su más pura esencia...



8.15.2011

Blue Valentine

Ayer vi Blue Valentine. La película me dejó un extraño sabor.


Una vez pasé por eso, me desperté una mañana asqueada de la perfección: el nombre de los niños elegido, el dibujo de la casa ideal y hasta el nombre del perro decidido.


Era un proyecto de vida con un chico maravilloso. Y de repente, un día sin previo aviso: puff! se acabó.


¿Por qué se agota? ¿Cómo nos engañan en la películas hablando de amores eternos, sin siquiera asomarnos, que la mayoría de la veces, las cosas pueden terminar?


Es que nos enamoramos de ese cariño juvenil, juguetón, pensando que quizás siempre sea así. Hasta que llegan los días malos y nos toman por sorpresa. Nosotros sólo esperamos los buenos


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Con Gian es diferente. Nosotros tenemos el paraguas listo por si llueve y si no, que venga la lluvia y nos empape. Tenemos guantes de boxeo para defendernos, escaleras para brincar obstáculos, dientes para morder, y un botiquín de primeros auxilios para siempre curarnos. Así que vengan malos, regulares y buenos días, que aquí estamos en pie de guerra y felices esperándolos...


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Aquí la canción de amor de Blue Valentine. No es la nuestra. Pero es hermosa:


8.14.2011

Sábado de: saber cómo comprar una tapa de poceta



Sábado de diligencias... pero divertidas! Desde temprano salí con Amalia, mi suegra, cada una con una lista de tareas que cumplir.

(Paréntesis: mi suegra no es la típica suegra, de esas que suelen generar material para chistes, discusiones de pareja, y muecas de rechazo absoluto. No. Amalia es simple y honestamente maravillosa. Fin del inciso)

Recorrimos ferreterías, luchamos con tapas de poceta, aprendimos lo que es un bombillo 14, buscamos cámaras web, peleamos con unos tubos largos de plástico, mandamos a arreglar ropa y yo cumplí mi sueño infantil de ser cajera, pues en EPA tienen una estación de autoservicio para cancelar con tarjeta de crédito, lo que incluye pasarle la pistola a los productos, pasar el plástico, y facturar.

El día pasó rapidito, con un ambiente de carcajadas y unos deliciosos pepitos caseros de almuerzo... 

Aquí un reencuentro video-fotográfico del día. 


8.07.2011

... y entonces hay una piedrita que parir



¡Qué domingo! A las 7:00 am, Giancarlo me despierta porque tenía un dolor muy fuerte en la parte baja de la espalda. Yo muy dormida empecé a masajearlo pensando que podía tener un calambre cualquier... 

Ya va. ¿Un calambre en la parte baja de la espalda, justo del lado izquierdo? No, eso definitivamente no puede ser un calambre. O es el apéndice que se está revelando contra el cuerpo en una revolución dolorosa, o es una pequeña y malformada piedra que está intentando nacer produciendo más dolor que un parto.

Arrancamos para la emergencia. Giancarlo tenía un fuerte - creo que ni siquiera hace falta ese adjetivo- cólico nefrítico. Jamás lo he sentido, pero la gente que conozco dice que es el peor dolor del mundo.

Luego de un par de horas en emergencia, bolsita de suero va, bolsita de buscapina viene, ya logramos venir a la casa.

¿El tratamiento para el peor dolor del mundo? Una completa estupidez: caminar, tomar mucha agua sin importar que no puedas hacer pipí, caminar, y tomar agua. Y esperar... hasta que traigas al mundo una hermosa piedrita... 

8.06.2011

Sábado de: Diligencias e increíble suerte

No hay mucho más que contar. Hacer diligencias no tiene nada de divertido y menos en una ciudad tan caótica y poco práctica como Caracas.


Cuando haces una lista de tareas por resolver el sábado,  como buen caraqueño sabes, que el mejor pronóstico es lograr terminar la mitad, y eso si te consideras un ser con mucho más que suerte.


¿Nuestra lista? Clases de Tenis de 9:00 a 10:30 am, buscar a Sebastian, ir a comprar unos pantalones, recoger unos flux de la tintorería, pasar por casa de la nona -comer en algún momento- subir al Centro Comercial La Boyera, ir a la farmacia y corte de pelo urgente para Gian.


Hoy tuvimos más que suerte. Logramos terminar todo. Claro, son las 9:00 pm y no podemos con nuestra alma.


Camino a clases de Tenis

Nos gusta hacer muecas

¡Yo sólo quiero mi sopa ya!

Nosotros vs el tráfico de CCS


La vida! Crónica del parto de nuestros nietos bullys

Sábado. 10:00 am. Llegamos a casa de la suegra de nuestro Ian. Su segunda novia está embarazada y en minutos le practicarían la cesárea. Podrían ser entre 6 y 8 cachorros.

No ví la primera parte de la operación; pero apenas terminaron de abrir a la madre, entré a la sala a reanimar a los cachorros. Nacen - como uno- sin respirar, y como la madre está anestesiada y no puede lamerlos (acción que hace que los bebes reaccionen), es necesario masajearlos con cuidado pero constantemente hasta que logran respirar.

La sala es un caos, y el estrés domina el ambiente. Un cachorro tras otro, el doctor los va pasando, están morados y tienes poco tiempo, apenas logras que respire, se limpian las fosas nasales, se coloca en la cuna y el doctor te pasa el siguiente. Por minutos tuve pánico, el miedo de no hacerlo bien y que no lograra revivir a cada cachorro, una vida en tus manos literalmente.

11:00 am. En total, 8 hermosos cachorros: 4 hembras y 4 varones. Todos en perfecto estado. Ágora, la madre, estaba comenzando a despertar de la anestesia...

Todos estábamos bobos viendo "el milagro de la vida" en 8 cositas peludas, más parecidas a ratones que a perritos. Sólo la dueña de Ágora se dio cuenta que algo no estaba bien. La mamá de los cachorritos estaba intentando vomitar, producto de la anestesia y no podía, así que se estaba ahogando...

En cuestión de minutos el veterinario se puso frente a ella, le sacó la lengua que ya estaba morada, y empezó a gritar que le pasaran el tubo... Todos estaban paralizados. Yo me tropecé con el dichoso tubo de plástico en el piso...

Inmediatamente se lo pasé al veterinario, le sostuve la mandíbula a 
Ágora, para que pudiera entubarla y empezar a soplar fuerte directo a los pulmones, mientras le golpeaba los costados. A medida que pasaba el tiempo, la lengua empezó a ponerse blanca como un papel... pasaron minutos que parecieron horas, y Ágora no volvía en sí. La dueña, empezó a llorar, suplicándole que reaccionara por sus bebés...

Dios es grande. Ágora revivió, luego de estar un minuto muerta, pues las pupilas llegaron a dilatarse. No sé cómo lo logró, lo que sé es que sin ella, los cachorros no lograrían sobrevivir.

Creo que esa experiencia me tocó profundamente. Ver la vida y luchar de cerquita con la muerte te conmueve, te trastoca algo en lo profundo... 

He aquí un vídeo con algunos buenos momentos, a 4 cachorros yo les dí la bienvenida al mundo, verán la reacción de Agora cuando conoce al primer bebé... Aquí están nuestros hermosos, valientes e increíbles nietos.