8.19.2011

Todos tienen -al menos- una canción de amor

Todos los viernes escucho -mientras voy al trabajo- los programas especiales de Cesar Miguel Rondón: "Ellos que se conocen tanto" y "El soundtrack de..." 


En el primero, dos personas que se conocen desde siempre se entrevistan entre ellos, mientras Rondón modera el programa. En el soundtrack, cada invitado cuenta su vida a través de la música. Este definitivamente es mi favorito, pues la música ha estado presente a lo largo de mis 30 años, y cada etapa tiene una canción...


Siempre me quedo pensando que debería hacer el soundtrack de mi vida. Estos días, meditaba sobre cuál sería una de las primeras canciones que incluiría, y sin querer vino un recuerdo maravilloso a mi memoria.


Todas las parejas tienen sus canciones, esas que los definen. Mis abuelos tenían la suya: Adiós Amor Adiós de Demis Roussos, un italiano gordo que siempre vestía con batolas y cuya voz aguda no se correspondía con el cuerpo y la cantidad de barba que tenía.


Ese recuerdo llegó a mí en cámara lenta: estábamos en el apartamento de la playa, con sus paredes azules, pintadas así por exigencia de mi abuelo. Las ventanas del balcón abiertas estratégicamente para que la brisa marina no se llevara todo a su paso.


La luz iluminaba todo y el sabor a sal aderezaba el momento. Mi abuelo sentado en la esquina, en su silla predilecta: la que daba al mar; tabaco en mano, y viendo el horizonte absorto en sus pensamientos. En la cocina, mi abuela siempre guapa con su cabello morado y sus labios rojos, daba los últimos toques al almuerzo, mientras arreglaba en un plato algunos boquerones para picar.


En mi casa siempre hubo música. Recuerdo el moderno reproductor que recién habían comprado que traía cd-player: una especie de bandeja que se abría lentamente para que el disco color plata comenzara a girar. Podías elegir la canción sin necesidad de tener que mover la aguja, e incluso hasta tenía control remoto.Pero fueron pocos los cd´s que sonaron en aquel aparato moderno, pues la colección de cassettes de mi abuela llenaba dos gavetas completas.


En aquella casa habían 3 reglas de oro: siempre se almorzaba a la 1:00 pm; en casa había que estar antes de las 9:00 pm; y la música siempre ambientaba nuestra vida. 


Así que mientras mi abuela preparaba la comida, Fausto Papetti y su saxofón llenaba el aire, Ennio Morricone nos trasladaba al medio oeste, o alguna isa canaria nos hacía bailar.


Ese día fue diferente. En lo que comienzan a sonar las primeras notas, mi abuela dejó de hacer la comida. Mi abuelo dejó de mirar al mar para voltear a buscarla. Sin decir nada, comenzaron a cantar juntos, mientras bailaban en la sala, perdidos en sus recuerdos y rememorando en silencio su historia. Mi hermana y yo eramos simples observadores. 


Esa canción es increíblemente mágica, triste y conmovedora para mí... pero sólo como una observadora muda y ajena. Aquel momento fue mágico, presenciamos amor en su más pura esencia...



1 comentario:

  1. "Con su cabello morado y sus labios rojos" justo así recuerdo a mi abuela putativa y siempre siempre está en mi corazón
    Besos Tybs!

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